viernes, 18 de marzo de 2016

El rapto de Europa

Cuenta la mitología griega que en la ciudad mediterránea de Tiro nació la mujer más bella que jamás pisó la tierra: Europa. Su padre, el rey Agenor, quiso protegerla hasta encontrarle un verdadero príncipe azul. Europa solo tenía permitido relacionarse con mujeres. Ningún hombre podía acercarse a la chica. Ni siquiera contemplarla desde lejos. Pero nada escapaba al escrutinio de los dioses.

Europa llamó la atención del gran Zeus. Quizá era su belleza, o su inocencia, o la prohibición de Agenor… El caso es que Zeus se encaprichó de la muchacha y estaba decidido a hacerla suya. Con tal propósito urdió su plan.

Una mañana apareció en el campo un precioso toro blanco. Era manso y su pelo aterciopelado invitaba a acariciarlo. Europa paseaba por el campo cuando se cruzó en su camino el curioso animal. Atrevida como era, rápidamente mostró simpatía por el toro. No podía imaginar que era el mismísimo Zeus, trasmutado para que el padre de la chica no acechara. Ciego de lívido por las carantoñas de Europa, el toro atrapó a la joven mujer y corrió con ella. No paró hasta llegar a Creta, donde la mantuvo cautiva y dio a luz tres hijos.

¿Quién podría pensar que en el año 2016 el mito de Europa se iba a convertir en realidad? No es una chica guapa. Nuestra Europa es un sueño sobre el que empezamos a construir un futuro común allá por los noventa. Convivencia, solidaridad o paz son algunas de las palabras que definían ese bello ideal. Una ilusión raptada por el Zeus moderno, que dista poco del dios griego. Ambos se definen por una carencia de humanidad, por la indolencia ante el sufrimiento ajeno. Jamás baja de su pedestal. Nunca cede privilegios, ¿reconoces estos rasgos? Eso sí, todo se hace desde la diplomacia sutil del toro blanco... Y también hoy son las islas griegas las que evidencian a golpe de naufragio que Europa, la que soñamos tan bella, ya no está.